cómo fue la maniobra del femicida de Campana para descartar evidencias

Las cámaras de seguridad lo filmaron todo. Sin esa evidencia, el plan hubiera sido perfecto: no hay -hasta el momento- conexión que orientara la búsqueda de María Alejandra Abbondanza (38) a la casa de Agustín Leonel Chiminelli (24). Tampoco nada que permitiera advertir que en ese cuartito del fondo se hubiera cometido un crimen.
Con un poco más de tiempo, el cuerpo carbonizado también estaría desaparecido. Pero no, los videos dejaron la brutal maniobra al descubierto.
A Chiminelli se lo vio, primero, en las cámaras de seguridad de un vecino abriéndole la puerta a la acompañante terapéutica que paseaba a su perro «Pochi», alrededor de las 17.27 del viernes pasado.
La escena -para los investigadores- dejaba entrever algún tipo de «familiaridad». La cita, parecía, estaba pautada, aunque no queda claro cómo ni por qué Alejandra entró a esa casa de la que nunca saldría.
Por la noche, cuando se presume que la víctima ya estaba muerta, el joven acusado del crimen empezó a salir. Caminó, una y otra vez, las cuadras linderas a su domicilio con bolsas en las manos. Nada que llamara demasiado la atención de sus vecinos, pero que con el correr de las horas terminaría desbaratando todo su plan.
Pasadas las 23.30 quedó filmado dejando la mancuerna de goma gris con la que los investigadores sospechan que golpeó a Alejandra hasta quitarle la vida. La ropa con manchas de sangre y hasta el pretal de Pochi, que también tenía sangre de su dueña.
María Alejandra Abbondanza (38) fue asesinada en Campana. Foto Facebook
Guiados por las cámaras, la Policía de la DDI de Zárate-Campana encontró todo desparramando entre un baldío y los cestos de basura del barrio.
En las primeras imágenes se lo ve a Chiminelli vestido de negro con las bolsas blancas. En el segundo, de espaldas, arroja bolsas en un montículo de tierra y pasto y la otra la lleva en las manos pero, dos minutos después (23.36), regresa y la recoge para volver a llevar -se presume- a otro lugar mejor para abandonar la evidencia.
A la 0.40 vuelve a salir con la misma intención. Las bolsas desparramadas por todo el barrio siguieron y a las 2.49 repitió la escena.

Agustín Leonel Chiminelli (24) y sus padres, Carlos Rubén Chiminelli (69) y Liliana Esther Sánchez (64), detenidos por el femicidio de María Alejandra Abbondanza (38) en Campana. Foto Facebook
El ex marido y la nueva pareja de Alejandra lo encontraron en la vereda mientras buscaban, desesperados, a la acompañante terapéutica. Le consultaron si la había visto, alrededor de las 4 de la madrugada, pero él les dijo no saber nada.
Alrededor de las 5.12, él volvió a salir con el perro, que lo siguió sin correa ni pretal. Para los investigadores, según confiaron a Clarín, esa secuencia también aporta indicios de «cierta familiaridad y conocimiento previo» entre el sospechoso y la víctima, en este caso con su mascota.
Cuando llegó a la puerta de su casa, el sospechoso lo dejó afuera y cerró la puerta. Desorientado, el perro de la víctima caminó solo al hogar de su dueña. Todavía tenía restos de sangre en el lomo y en una pata.
EMJ