los cinco motivos que explican el peor momento anímico del ciclo de Marcelo Gallardo

los cinco motivos que explican el peor momento anímico del ciclo de Marcelo Gallardo


Muchas caras largas veo por acá. Sonrían, vamos, ¡ey! Dejen de tener esa cara de culo, vamos eh, que para ponernos mal ya están los resultados”…

Como si estuviera enfrente de sus jugadores, con esas palabras y una sonrisa en su rostro, así dejó Marcelo Gallardo el Salón Auditorio del Monumental el miércoles por la noche luego de dar la conferencia de prensa posterior a la derrota con Banfield.

El tema es que estaba delante de los periodistas y tal vez esa especie de arenga haya tenido que ver con que al momento de finalizar las preguntas, su discurso terminó en un tono bajo y lo que Gallardo busca en este momento es levantar la energía. No solo la suya sino también la del club, que, acostumbrado a las mieles del éxito en los últimos años, en este 2022 viene sufriendo un cimbronazo futbolístico inesperado.

Se trata seguramente del peor momento del ciclo de Gallardo. Es que si bien es cierto que hubo otros pasajes complicados en sus ocho años, no hubo uno que durara tanto tiempo como este, con una irregularidad tan profunda y marcada. Entonces, cabe la pregunta: ¿cuáles fueron los motivos que explican este bajón futbolístico de River?

1. El desconcierto de Gallardo

Marcelo Gallardo, en la derrota frente a Banfield. (Marcelo Carroll)

Como jamás se lo ha visto, el Muñeco entró en un laberinto. Pone, saca, cambia, modifica, pero no le encuentra la vuelta al equipo. Y así parece sacarle confianza a sus jugadores, dado que anteriormente sostenía muchos más partidos a los futbolistas en los que veía potencial. Además, este año se lo vio demasiado irascible, con gestos y actitudes que denotaban nerviosismo. Y lo que él transmite generalmente se traslada a la cancha. Para bien o para mal.

2. La caída en los partidos importantes

Los jugadores de River se van de la Bombonera. (AFP)

Los jugadores de River se van de la Bombonera. (AFP)

River no solo perdió los encuentros más trascendentales que tuvo en el año, sino que además dejó una pálida imagen en ellos. No tuvo la presencia de otros momentos. No hubo rebeldía. Y así cayó en los dos Superclásicos contra Boca; en la eliminatoria con Tigre en la Copa de la Liga y en la serie de los octavos de final ante Vélez. Es más: en esos cinco partidos, solo hizo un gol: el de Enzo Fernández al conjunto de Victoria.

3. La mandíbula de cristal

Otro factor que influyó en esta caída es que a River lo vulneran fácil y le cuesta reponerse. Una clara muestra es el partido con Banfield en el que el equipo de Gallardo perdía, logró empatarlo y enseguida le hacen un gol de lateral. Tras el 1-2, no pudo volver a levantarse. Antes se decía que para “matarlo”, había que “matarlo” dos veces y asegurarse que estuviera “muerto”. Hoy está lejos de eso. De hecho, los siete partidos que arrancó perdiendo en este torneo, los perdió. Ante Colón, Huracán, Godoy Cruz, Sarmiento, Boca y Banfield, por la Liga y frente a Vélez en la ida en Liniers por la Libertadores. No pudo dar vuelta ninguno. Y solo dos logró revertir en el año:  contra Patronato y Banfield, en el primer semestre.

4. La escasa respuesta del plantel

En general, los jugadores no le respondieron a Gallardo. Sobre todo, la mayoría de los refuerzos que el Muñeco trajo en los mercados de pases de los últimos dos años. Entonces, el técnico entró en una espiral de pruebas y de cambios que no pudo detener. Y así pasó de que un futbolista sea titular a ir al banco de suplentes y tener pocos minutos o ni siquiera ingresar de un encuentro a otro. Por ejemplo, un jugador como Tomás Pochettino, que estaba congelado y no jugaba hace dos meses, fue uno de los primeros cambios ante Banfield. Por otro lado, en este semestre se sumó una merma futbolística, dado que perdió a Julián Álvarez y a Enzo Fernández y -lógicamente- le cuesta muchísimo reemplazarlos.

5. La escasa confianza en el equipo campeón

Gallardo, tras el 0-1 en la cancha de Boca. (AFP)

Gallardo, tras el 0-1 en la cancha de Boca. (AFP)

Luego de que River ganara la Liga y el Trofeo de Campeones a fin del año pasado, Gallardo afirmó que llegarían futbolistas para sumar y potenciar al plantel que había logrado el título, teniendo en cuenta, además, el calendario comprimido con mucha competencia. Sin embargo, como pocas veces en su ciclo, varios de esos jugadores que llegaron rápidamente encontraron titularidad sin mostrar grandes actuaciones. Y fue relegando a otros futbolistas que fueron claves en el campeonato, como Simón y Palavecino, por ejemplo. Como si el armado de aquel equipo hubiera salido producto de la improvisación por los obstáculos que River tuvo que sortear entre lesiones y jugadores convocados a sus selecciones, sumado a la explosión de Julián Álvarez.

En este contexto, con los últimos resultados adversos, las derrotas ante Boca y Banfield, River casi que se despidió de la pelea por el campeonato. Pero no deberá descuidarse más porque está en juego la clasificación a la Copa Libertadores 2023.

Paralelamente, sigue con vida en la Copa Argentina. Pero para pensar en conseguir objetivos, primero deberá revertir rápidamente este bajón futbolístico. Para ello, quizás primero tenga que levantar el ánimo y revitalizarse en lo espiritual.



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