
Desde hace tiempo que los jefes peronistas del Conurbano vienen molestos por un fétido olor a derrota electoral. La mayoría de ellos no teme perder sus municipios, pero sí recibir un golpe que les complique sus administraciones, una situación tan inédita como incómoda, acostumbrados a manejar un poder casi absoluto.
Ninguno se quedó inmóvil entre la pestilencia. Como los perros que se inquietan antes de un terremoto, los intendentes siempre intentan anticiparse a los eventos que puedan tener algún impacto electoral, como lo que terminó configurando el fenómeno Javier Milei.
A decir verdad, esta vez los intendentes la pifiaron tan feo al menospreciar la magnitud del apoyo que finalmente recibió el economista dolarizador, que ahora quedaron encerrados sin saber bien cómo escapar.
La irrupción del libertario fue tan apabullante que no sólo dejó (otra vez) en off side a los encuestadores sino también a casi todos los políticos que se ufanan de un supuesto sexto sentido de percepción para interpretar el latido de la calle.
A tal punto fue la patinada que les produjo Milei, que varios intendentes quedaron expuestos al jugar abiertamente para aumentar las chances del libertario creyendo que así perjudicarían a Juntos por el Cambio. Apostaron un pleno a que su crecimiento sería a costa de los votos amarillos. Una grosera equivocación que en octubre se puede llevar puestos a algunos de ellos.
«Se nos fue mano con la estrategia de inflar a Milei cuidando su boleta o inclusive en algunos casos hasta repartiéndola. Ahora nos encontramos con que los libertarios van a lograr meter concejales en todos lados. Menos mal que muchos logramos algún tipo de acuerdo para asegurarnos que aquellos que seguramente ingresarán a los Concejos Deliberantes por La Libertad Avanza sean…cómo decirte…gente amiga o de muy buen diálogo con nosotros«, le confesó a Clarín un jefe peronista del Segundo Cordón.

Para cualquier intendente, dominar sus palacios legislativos representa la máxima prioridad. Una obsesión. Ningún jefe municipal duerme tranquilo si no maneja el Concejo. Una mayoría de legisladores en su contra puede destronarlo o complicarle la gestión en decisiones clave, como el rechazo a aprobar subas en las tasas municipales o voltear las rendiciones de cuentas.
Con sólo repetir los números de las PASO, Milei logrará algo que nunca antes sucedió en el Conurbano: que una tercera fuerza política tenga bancas en cada uno de los 24 municipios del Gran Buenos Aires. Eso implicaría directamente la posibilidad de discutirle poder al cacique comunal.
Los libertarios ya casi tienen asegurado el ingreso de un mínimo de 48 legisladores en el Conurbano y hasta podrían superar los 70. La cuenta es más o menos así: para lograr alguna banca en la mayoría de las comunas hay que superar el 8,66% de los votos. Y en casi todos los concejos de los 24 municipios que integran el GBA se renuevan 12 escaños. Por el sistema D’hondt que establece el reparto, casi siempre el que logra pasar ese porcentaje se queda mínimo con dos lugares.
En el GBA, las listas de Milei superaron con creces ese 8,66%. El promedio de La Libertad Avanza en los municipios del Conurbano se aproxima al 20%. Si hoy fuesen las elecciones, hay una sensación casi unánime entre los jefes locales (y también de varios de la oposición) de que Milei sacaría aún más votos que en las Primarias, lo que podría traducirse en mayor presencia en los legislativos municipales.
El miedo a perder algún municipio
Hasta hay quienes no descartan que en octubre los libertarios incluso puedan dar algún tipo de batacazo y logren quedarse con algún municipio.
Hay varios rostros que deschavan la jaqueca que las PASO les dejó a los intendentes. Un dolor de cabeza que quizás pocas veces sintieron. Uno de los que tuvo que manotear el Geniol es Fernando Espinoza, máximo líder de La Matanza durante los últimos 25 años.
Allí, los votos del candidato de Milei a intendente, el Dipy Martínez, llegaron al 23%. Si se les suma los de Juntos por el Cambio (casi otro 23%), superan a los obtenidos por los candidatos de Unión por la Patria: Espinoza sacó 26% y la piquetera Patricia Cubría el 17%. En las PASO de 2019, el intendente había arrasado con el 67%: es decir que perdió casi 40 puntos porcentuales.
Si en octubre se repiten estos guarismos (y fuese proporcional el reparto de los 12 concejales que hay en juego), el oficialismo y la oposición de La Matanza se repartirían la misma cantidad de bancas.
Esa misma situación se podría replicar en otros municipios si en octubre se se repiten los resultados de las PASO. En San Martín, los dos partidos opositores sumaron el 52% contra el 41% del peronismo. En Merlo, una de las comunas más grandes, los tres frentes opositores que superaron el 8,66% (Libertad Avanza, Cambiemos y el polémico ex intendente Raúl Othacehé) juntaron 57% contra el 32% del jefe peronista Gustavo Menéndez.